En este lugar pasan los días pero no las costumbres: la gente anda 'enruanada', desayuna agua panela con queso y el canelazo no puede faltar al caer la tarde. Sumapaz es una localidad diferente a las 19 más que integran el Distrito, incluso en su clima porque el calor escasea y el frío quema, por eso la gente conserva el color rojizo en sus mejillas, un tono que esconden bajo los sombreros de campo que lleva la mayor parte de su población y ahora, bajo el tapabocas.
Hace 17 años Auder y algunas familias de la localidad vieron en la ruralidad una oportunidad. Se trataba de aprovechar las hectáreas de tierra virgen para el cultivo de alimentos y la tenencia de ganado. Desde entonces empezaron a sacar las primeras mermeladas a base de mora y agraz y diferentes yogures que vendían en colegios como el ‘Jaime Garzón’.
Hoy en día el emprendimiento no es solo una opción de negocio, es toda una organización que lleva el nombre de ‘Procamsu’ y hace parte del músculo productivo de Sumapaz. Toda la creación de alimentos es local, exactamente de la vereda Las Auras, lugar desde donde distribuyen a las localidades del centro de Bogotá (Santa Fe, La Candelaria, Los Mártires) y principalmente a la localidad quinta, Kennedy.
Procamsu hace parte de las cientos de miles de empresas afectadas por la pandemia. Sin embargo, Auder agradece a Dios que el negocio nunca se detuviera, pues no es un secreto que productos como la leche, el queso, la mantequilla y hasta las mermeladas, hacen parte de los insumos básicos de los hogares.
Y, aunque en 2020 las ventas bajaron, en 2021 recibió una inyección de capital gracias a ‘Es Campesino Local’, una estrategia de la Secretaría de Gobierno que se realizó en Chapinero, Usme y Sumapaz, en la que se invirtieron 6 mil millones de pesos para la recuperación de la producción agropecuaria y económica de los campesinos de estas localidades.
Fue así como Auder logró no solo mantener su negocio sino mejorar las instalaciones de su granja integral, su planta de lácteos y el corral para sus animales; además, pudo aumentar su planta de personal.
Cuando le preguntan por Sumapaz, se le llena la voz de orgullo al recordar las lagunas, los frailejones, el páramo que lleva el mismo nombre de la localidad y que es el más grande del mundo. Auder dice que vive en un paraíso y sueña con que todos los bogotanos lo conozcan para que compartan con el amor hacia su tierra.