Los controles empiezan donde termina Usme y corren por cuenta de campesinos empeñados en mantener a raya la amenaza.
“Si llega gente extraña la devolvemos. Siempre les preguntamos para dónde van y vemos si son de arriba realmente o no”, aseguró Silverio Mendoza, habitante.
Todo lo que se mueva por esta vía pasa por su desinfección. Según expresa Consuelo Carrera, una lugareña, las medidas en la zona es para que “tomemos todos consciencia de lo que está pasando en este país. Especialmente en nuestras veredas que somos unidas para evitar esta pandemia”.
Hora y media de camino después, cuando ya el paisaje ofrece una vista sorprendente, aparece el ingreso a la localidad, la número 20 de Bogotá, situada en la esquina suroriental, con 780 kilómetros cuadrados y un clima que ronda los seis grados.
Quienes en otro tiempo se enfocaban en el orden público hoy ayudan a cortar el paso al declarado microenemigo de la humanidad, que no ha llegado a esta zona.
Es el caso del sargento Rubén Correa del Batallón de Alta Montaña quien es uno de los encargados de verificar que todas las personas que quieran ingresar a Sumapaz se laven las manos.
Pero el batallón de alta montaña no es el único que hace filtro en la carretera, en la misma tarea está la comunidad que se turna las 24 horas para cuidar su territorio.
“Es nuestra única localidad y creo que es lo que nos ha dado resultados. Desafortunadamente no se ve la preparación de las instituciones para poder ayudar a Sumapaz en algún caso que se viera un contagio”, afirmó Paola Villalba, miembro del Consejo de Mujeres de Sumapaz.
Por más de cuatro meses esta ha sido la única localidad sin coronavirus, gracias a los controles y a su misma naturaleza geográfica y humana, pues tiene apenas 7.700 habitantes.
La mayoría se dedica a la siembra de papa y en este tiempo todos están sintonizados con el autocuidado colectivo, entre otras cosas porque les falta infraestructura médica en caso de contagio.
“No podemos salir de la localidad, si salen las personas ya es con un compromiso de nosotros los campesinos”, señaló Custodia Delgado, habitante de Sumapaz.
Bajo ese autocuidado colectivo, quien entre o salga debe contar con permiso de una junta comunal.
Y es que muchos en Sumapaz mantienen el equilibrio frente a la pandemia. Un ejemplo de ellos es doña Carmen Rosa Espinosa quien atiende las normas, pero sin miedo.
Muy tranquila asegura que “si a uno le toca morirse pues le toca porque qué, de todas maneras, no somos eternos”.
Fuente: RCN Noticias / https://noticias.canalrcn.com/bogota/denuncian-desaparicion-del-cuerpo-de-un-hombre-en-hospital-de-fontibon-359934
