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El día que Norberto vio llegar la luz a su casa

Por: webmasterlocal
Publicado el: Diciembre 2019
Panl Solar instalado en el hogar de Norberto Vega
Norberto Vega, beneficiario del proyecto de energías alternativas en Sumapaz
 
 “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11.1.) Eso fue lo que ocurrió en la vida de Norberto Vega, un campesino de la vereda Ríos, ubicada en el corregimiento de Nazareth a dos horas y media de la Bogotá urbana. Alguna noche en medio de la oscuridad de su alcoba, le profetizó a uno de sus hijos que muy pronto tendrían luz y que se acabarían las tinieblas en sus vidas. “Voy a pedirle a Dios que nos saque de esta oscuridad, ¡ya verá, hijito!” le dijo.

Un año después sus palabras cobraron vida y esa pizca de fe que anidó en su corazón, hizo realidad su sueño. La administración local mediante paneles solares le llevó luz a su casa, y las cosas cambiaron para él y su familia. Es la primera vez en la historia de la localidad que un gobierno pone en marcha estos proyectos.
 
La historia es la siguiente:

Nuestro personaje nació en la Bogotá urbana, pero desde niño sus padres lo llevaron a vivir a la vereda Ríos, en el corregimiento de Nazareth, localidad de Sumapaz. Norberto nació con una discapacidad leve, pero no por ello ha cedido en su lucha por mejorar su condición de vida. Se casó y es padre de dos hijos.
En la cima de una montaña, donde el frío arrecia y las nubes bajan y besan la punta del cerro, en la finca los ‘Tres Caminos’, vive Norberto Vega Campos. Su familia habita en una vivienda hecha de bloque y tejas de zinc. Ese es un sector en el que las viviendas carecen de alumbrado público en su mayoría, debido a las deficiencias de cobertura, siendo zonas no interconectadas de Energía Eléctrica.

El pasado 2 de diciembre la administración local puso en servicio uno de los proyectos de energía alternativa a partir de paneles solares en la localidad. Uno de los beneficiados es Norberto. Aquellas imágenes de ver llegar la noche y vivir en la oscuridad quedaron para el recuerdo.

“Es maravilloso saber que llega la noche y se puede prender un bombillo. Ya se puede encender el fogón sin dificultad. Eso de caminar a tientas es muy jodido. Preste atención que le voy a contar una anécdota: hace un año precisamente por esta época yo estaba con mi hijo, ya nos habíamos acostado, eran como las diez de la noche. Como de costumbre hacía frío, yo ya estaba arrunchado y vuelto hacia la pared, no sé por qué me cogió como un ahogo, eso que uno no pude respirar bien, entonces me volteé y le dije a mi hijo: “papi póngale cuidado a lo que le voy a decir: voy a pedir a mi Dios a ver si el otro año da de regalo la luz”. El muchacho todo incrédulo me respondió: Mi papá si sale con unas cosas… 

Hace algunos meses los funcionarios de la alcaldía nos dijeron que habíamos sido uno de los favorecidos con eso de los paneles para que nosotros tuviéramos luz; el muchacho me llamó y me dijo: padrecito lo que sumercé dijo, salió. Dios lo escuchó. ¿Si ve mijo?… hay que tener fe. Dios nos escuchó.
 
“Es una ayuda muy buena porque ya no ando con tanto estrés. Por ejemplo, antes se me hacía tarde para enviar a los muchachos al colegio porque no tenía con que alumbrar, ahora las cosas son mucho más fáciles”, cuenta.

Juan Camilo y Paola Andrea son los hijos del campesino que, a partir de una pizca de fe como lo refiere el relato bíblico, ya podrán aprovechar las noches para hacer sus tareas.

Ya no tendrán que contarse historias en medio de la oscuridad sin verse el rostro cada vez que ríen.

Los extensos recorridos hasta el centro poblado de Nazareth que hacía Norberto a lomo de mula para poner a cargar su celular ya no serán necesarios.

Como nuestro personaje, diez familias más en la localidad ya cuentan con luz en sus casas.