Son trescientas y llegaron a habitar en las veredas de Istmo, San José y Auras. Realmente son muy jóvenes; a diferencia de muchas de sus parientas, ellas, mientras estén con vida, vivirán en libertad, alejadas del encierro y el estrés que producen los galpones. Ahora bien, otra será la suerte que corran cuando los años pasen.
Desde que llegaron al territorio, recorren pequeños potreros y se alimentan de pasto y concentrado, lo que permite que el huevo tenga una mejor composición de proteínas y agua.
Todas ellas hacen parte del proyecto de Iniciativas Productivas que desde el gobierno local se está desarrollando en Sumapaz, bajo el modelo de “gallina feliz”. Este es un proyecto de concertación entre la administración y los campesinos, con el fin de reducir pérdidas en la producción de huevo, y también de mejorar el estado de salud de los animales a comparación de los que se crían en galpón.
En primer lugar, la iniciativa contempla la participación de tres núcleos familiares, donde cada uno deberá responder por cien gallinas ponedoras cuyo propósito final es brindar una mejor alternativa comercial y desde luego fomentar la cultura ancestral.
Pero desde la administración no solo se están poniendo en marcha la producción avícola mediante esta estrategia de gallina feliz. También impulsamos la crianza, alimentación y comercialización de cerdos.
Con presupuesto del Fondo de Desarrollo Local, se construyeron instalaciones propicias en las veredas Tabaco y Santo Domingo.
A los campesinos de esas veredas que se conformaron en núcleos asociativos, se les hizo entrega de varios porcinos de pura raza con el fin de que en el futuro constituyan un proyecto productivo.
Hablan los beneficiados
Rosa Omaira Castro Morales nació en el municipio de Gutiérrez, en el departamento de Cundinamarca y hace once años vive en la vereda El Raizal de la localidad de Sumapaz. Siempre ha trabajado con la crianza y venta de cerdos porque, según ella, es una alternativa para mejorar su condición de vida.
“En esta ocasión las cosas son de otra manera”, cuenta doña Rosa, mientras ayuda a Pedro, su hermano, y a su esposo Alfonso a darle los últimos retoques a la cochera, donde ya están tres cerdas y que, en muy pocos días con ayuda de la Ulata, se llevará a cabo la inseminación artificial. “Esta es una muy buena oportunidad que nos brinda la Alcaldía Local, porque ahora contamos no solo con los animales, sino que también con el cobertizo que fue construído con la recomendación técnica para la crianza de cerdos”.
La Secretaría de Desarrollo Distrital brindará ayuda en la comercialización de los animales.